lunes, 20 de abril de 2015

Malas Decisiones capitulo 5 parte 3

Novela Laliter
Malas Decisiones
Capítulo 5: Parte 3: 


—No puedo prometerte sentimientos, Jared —musitó Lou viendo los ojos castaños y cristalinos del chico.
Él se maravillaba ante el rostro de ella. La miraba como perdido en un laberinto hecho a su medida y sólo para él.
—No necesitas hacerlo. Nunca te exigiré nada. Quiero que todo lo hagas por tu propia voluntad. No seré como esos canallas que se imponen como si tú no valieras, cuando para mí, tú vales más que todas las personas de este mundo juntas —Jared tomó las manos de Lou entre las suyas y las presionó contra sus labios.
—Creo que es hora de ir a la universidad. Tú debes ir a clases, y yo tengo explicaciones que darle a tu padre —Lou soltó las manos de Jared y perdió sus mirada entre las hojas secas del suelo.
—No te preocupes por ello; ya me encargué de eso —plantó un beso en su mejilla.

Jared y Lou salieron del claro hasta llegar de regreso a la fila de casas hermosas y bien diseñadas. Jared sonrió hacia ella al ver su rostro de ilusión ante las mini mansiones.
—Yo vivo en la segunda —señaló Jared—. La primera es la de…
—Ya sé de quién es la primera —lo interrumpió Lou cerrando sus ojos.
Jared tragó saliva y prosiguió.
—La tercera es la de Nico y Rochi, y la última es habitada por mi tío Noah y Daniela. Ellos están de viaje, así que la casa está vacía… —Jared pausó un segundo mientras una idea loca atravesaba su mente—. Puedes irte a ella si quieres —murmuró en voz baja—, así estaríamos más cerca —se dijo a sí mismo.
—¿Enserio crees que yo viviría en la casa de tu tío que no conozco? —Lou alzó una ceja.
—¿Y conmigo? —su voz se agudizó. Las palabras salieron de su boca involuntariamente.
Lou le lanzó a Jared una mirada de inconformidad, él simplemente asintió resignado.
—Tú fuiste quien picó las llantas de Marco —susurró Lou.
—Sí —Jared sonrió con orgullo—. Es el auto de mi madre. Ven, iremos en uno de los míos.
—¿Los? —jadeó Lou.
Jared amplió su sonrisa, la tomó de la mano y la guio hacia un BMW azul brillante. Las llaves estaban colocadas en la cerradura. Lou se extrañó ante la confianza de que cualquiera que viviese en una de las cuatro casas podía usar los autos de su gusto y capricho.
—¿Te gusta este? 
Lou estaba embelesada.
—Es un auto increíble —contestó ella.
—Ven, no irás a la universidad con ropa de hombre —Jared tomó a Lou por la cintura y la arrastró hasta su casa.
Lou se asombró al entrar en ella, era increíble. La entrada tenía una repisa repleta de fotos. Ella no pudo evitar quedar viendo algunas. Jared se posó detrás de ella para oler su cabello, cuando se percató que Lou miraba hipnotizada una foto de Marco. El hecho no le gustó, decidió llevarla a otro sitio mental.
—Ellos son Nico y Rochi —señaló Jared. Era una mujer mayor hermosa, rubia con ojos grises y un par de hoyuelos en sus mejillas que agraciaban su sonrisa. A la par tenía a un hombre rodeándola con los brazos; él tenía los ojos cafés intensos y un mentón pronunciado—. Aquí están más jóvenes; cuando mi abuela y ella eran adolescentes —le acercó otra foto. La mujer rubia era la misma, sólo que su rostro estaba más tenso, rejuvenecido y su cabello tenía una tonalidad más dorada, sus hoyuelos eran más pequeños y su sonrisa traviesa adolescente era chispeante. Una chica de cabello castaño medio, y más delgada que Perrie la tomaba de la cintura con menos posesividad que Nico, pero con más confianza y libertad—. Mi tío Noah —susurró Jared aproximándole otra foto —un chico cabello castaño, medio rizado y un par de hoyuelos cargaba en sus brazos a una chica de ojos verdes con labios gruesos y cabello rizado, Lou juraba que era Jane, pero más joven, una adolescente—. Mi abuelo —le dio otra foto. En esta salía la misma mujer que posaba con Rochi, pero hecha una mujer, a su lado salía un hombre guapísimo, con ojos verdes igual a los de Jane, cabello castaño y rizado, labios rojos y un par de hoyuelos pronunciados. Lou se preguntó quién de esa familia no tenía hoyuelos. Bajo ellos, había un par de adolescentes. Lou reconoció a Alai, y a su lado Noah—. Ella es mi prima —le mostró una niña con cabello castaño y ojos grises. De aproximadamente doce años.
—Lenny —sonrió Lou al reconocer a la chica en una foto. 
—Sí, con Eleanor, Louis y mi padre.
—¿Quién es ella? —preguntó Lou curiosa, señaló a una mujer de tez morena y cabello castaño. Reconoció que era la de la mini falda que se escurría en la oficina del director todos los días.
—Su nombre es Adilane; es hijastra de Samantha, una prima de mi padre —se encogió de hombros restándole importancia.
—Wow —sonrió Lou al ver una foto de Jared con una chica ojos cafés, tez blanca y cabello castaño. Él la sentaba sobre sus piernas mientras le daba un beso en la mejilla, ella sonreía abiertamente.
—Ella es Cher…ella es una larga historia —Jared tomó de la cintura a Lou y la llevó escaleras arriba.
La dirigió a su habitación y le rogó que esperara. Minutos después, Jared apareció con ropa adecuada para Lou. Ella dudó antes de usarla, pero al final salieron ambos en el auto de Jared hacia la universidad. Jared y Lou fueron a la oficina de Lí, él entró primero y le dio un beso a Lou en la mejilla antes de irse a clases.
Lou entró a la oficina de Lí con las piernas temblando, esperaba lo peor.
—Siéntate, Lou —le ofreció él.
Ella se sentó frente a él y suspiró con los ojos cerrados.
—No estás en problemas. Jared me ha contado todo; yo también estoy de acuerdo en que vivas en mi apartamento —le sonrió.
A Lou se le cayeron las pestañas cuando escuchó que Jared le había contado todo.
—Estoy muy apenada —dijo ella cabizbaja.
—No lo estés. He hablado con Margaret, estás justificada el día de hoy.
—Gracias, director.
—Llámame Peter.
—Jared es un gran chico, ahora me doy cuenta que lo trae en los genes.
—Basta, Lou. Es imposible que alguien no quiera ser agradable contigo, eres estupenda. Mira, espérame una hora luego que salgas y yo mismo te llevo al apartamento.
—Eh, no puedo —dijo Lou incómoda.
El ceño de Bedoya se frunció.
—¿Qué pasa?
—Es que…yo…yo no estoy sola —susurró.
Bedoya comprendía cada vez menos.
—Hay una viejecita; Frida, vivo con ella en el refugio, bueno, está escondida porque ella teme ir a un asilo de ancianos y yo le llevo comida todos los días. Prometí no dejarla…
—Lou —la interrumpió—, ella no puede estar escondida en un refugio. Debe ir a un asilo.
—Pero Frida dice que ahí los tratan muy mal.
—No mientras yo sea Peter Bedoya  —dijo tomando el teléfono—. Adilane, llama a Grown Love, y haz una reservación para un cupo —colgó—. Listo.
—¿Qué ha hecho? —jadeó Lou.
—Un asilo privado, es lo que necesita. Ahí la tratarán como una reina —se encogió de hombros.
—¿Enserio! ¡Muchas gracias! —dijo Lou con los ojos húmedos.
El teléfono de Bedoya sonó. Él alzó el dedo hacia Lou para que lo esperara y contestó.
—¿Adilane?...Pero si llegaba hasta en un mes… —se tomó la cabeza—. Está bien —rodó sus ojos —. Sí, claro, no hay de otra. Dile que pase —colgó.
—¿Está todo bien? —preguntó Lou.
—Sí. Eh, Lou… ¿Te molestaría compartir el apartamento? 
—Para nada. ¿Con quién?
Las puertas se abrieron dando golpetazos contra las paredes.
—¿Dónde está mi ametralladora favorita? —dijo una voz fina 
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Chicas no las abandone estuve un poco ocupada dejen sus mail asi les aviso cuando subo 
Besitos!
Espero que Valen y Dani lo vean, no tengo manera de hablarles
Besos
Mica♡

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