Mala Alai CAPITULO 79

Novela Laliter 
Mala Alai
Capítulo 79:


Estoy perdido...estoy..., ¿dormido?
Estoy en casa, está un poco oscura. Las paredes están cubiertas por varias capas de polvo, al igual que el resto de cosas. El tapete está muy sucio, y las escaleras están rotas. Hay mucho silencio, demasiado. No hay techo, está todo negro sobre mí, he profanado mi propia casa. Las paredes se elevan, o yo me hago más pequeño. Estas se agrietan de a poco como las raíces de un árbol viejo, se está degradando, escucho el sonido de los brotes quebrándose en su interior, está despedazándose. Van a caerme encima una vez que estas se desmoronen. Debo buscar a Alai, debo sacarla de aquí antes que las paredes caigan. Las paredes de están haciendo añicos, se están dividiendo, la luz entra por los orificios, es cegante. Vienen por nosotros. Debo encontrar a Alai.
Corro sobre las escaleras pero estas están rotas, se quiebran aún más cuando les proporciono el cuerpo de mi peso. Escucho que las paredes siguen agrietándose, debo apresurarme. Es una subida eterna, no llego al destino nunca. La pared frente a las escaleras se agrieta también. Son como pequeñas rayas negras entrelazadas uniéndose con chasquidos de presión. Es imposible, no logro subir.
-¡Alai, baja! ¡Debemos irnos!- grito escaleras arriba. Ya me he rendido y me encuentro al pie de las escaleras con la vista hacia la puerta de su habitación, está entreabierta.
Alai no me contesta, no sé si está aquí, tal vez está dormida. No puedo dejarla aquí. Intento subir hacia arriba nuevamente. Las paredes ya están desvaneciéndose, se están destrozando, caen sobre mí y escucho los golpetazos incesantes al sentir el cemento estallando sobre mi espalda.
Me despierto exaltado. Los golpes de mi sueño se intercalan con el de los de una puerta. Alguien está llamando a la puerta. Estoy tirado en el sofá, no traigo camisa, estoy sudando pero inmediatamente se contrasta con los doce grados que marca el termómetro al lado del reloj de pared. Suelto una pequeña convulsión de frío, pero los golpes en la puerta no se detienen, son marcados y desesperados.
¡Alai!, pienso inmediatamente. Ella ha regresado. Corro hacia la puerta lleno de esperanzas y al escuchar el chirrido de la visagra me propongo lanzarme sobre ella y prometerle ir hasta donde ella lo desee. Mis ilusiones caen al suelo y se rompen como un cristal antiguo sobre un pretil. Es Antolina.
-¿Qué quieres?- murmuro. Me regaño a mi mismo por ser grosero.
-Alai está donde su madre- sonríe viendo mi torso desnudo.
-¿Qué quieres?- repito.
-Sólo quería informarte que ella esá con su madre. No sea tan duro, director- pone un dedo en mi pecho y luego el otro, como caminando con ellos- No me lo agradezca, pero aún tengo la información...por si la necesita..., por si necesita cualquier cosa- se me insinúa.
-Debo irme. Y no me interesa tu información.
-Como quiera- da media vuelta-, pero cuando la necesite...aquí estaré...- camina en dirección contraria.
Cierro la puerta.
Alai está con Lali, debo buscarla. Corro escaleras arriba y recuerdo mi sueño.

Voy de camino a Londres, debo hallar a mi novia. Debo convencerla de que estaba mal y no debí precipitarme. Las tres horas y media más largas de mi vida. Toco a la casa de los Lanzani. Recuerdo cuando Alai estaba borracha en esta entrada aquella noche, cuando su padre la encontró desnuda abrazándome. La puerta se abre y Euge Suarez me recibe.
-Peter Bedoya Aguero, pero ¡Qué sorpresa!- se me tira encima en un abrazo acosador.
-Hola señora Suarez, ¿está Alai aquí?- digo mirando sobre su hombro.
-¿Es a Alai a quien o a...Paulette?- alza una ceja.
-Dije Alai porque busco a Alai, ¿qué le hace pensar que...- no termino la pregunta cuando Esmeralda se asoma sobre el hombro de su madre.
-Hola, Peter Besoya- sisea.
-¿Quién es?- se asoma Lali por el otro hombro- Mira nada más, el jugador de póker viene a quejarse sobre su premio.
-No, señora Lanzani, vengo a buscar al premio, ¿está aquí?
-No. El premio no está aquí, pero pasa- se aparta y me dejan entrar.
¡Dios mío! La casa está inundada de gente. Hay tres niños corriendo por los pasillos.
-¡Josh, Sandy, Dani! ¡¡Paren, pequeños demonios!! ¡Voy a ahorcarlos!- grita Euge detrás de ellos.
-Entra...- me guía Lali hasta el salón- Veo que ya conocías a Euge; es una de mis mejores amigas.
-Sí, ya la conocía por medio de Esmeralda- mi voz se apaga cuando veo una criatura espeluznante sentada en el sofá.
-Hola- susurra Paulette con su mirada llena de ilusión, dolor e inocencia.
-Hola- susurro pero mi voz se quiebra-. ¿Qué haces aquí?
-Paulette vino a acompañar a Esme- repone la que debería ser mi suegra.
-Con todo respeto, Paulette, pero, señora Lanzani. ¿no le parece un poco desleal tener a Paulette en su casa siendo Alai su hija?
-¿Por qué?- pregunta ella.
-Peter es..., bueno, era mi...novio- dice Paulette.
-¿Pero que putas? ¡Óyeme, que tú eres un pedófilo!- dice Lali indiscretamente.
-Lo sé, me enamoro de niñas- me regaño a mí mismo- ¿Sabe dónde está Alai?- pregunto directamente.
-Ni idea. ¿Se te escapó?
-Me dejó- mi voz se apaga.
-¿Armaron una fiesta sin mí?- aparece el señor Lanzani.
-Hola, señor Lanzani- saludo.
-Hola, Peter- ríe al mismo tiempo que yo al sentirse raro llamarme por su propio nombre-. ¿Cómo está tu hermana? ¿Cómo está Alai? Ayer me dijo unos cariñitos irrespetando a la madre de alguien y se fue del hospital.
-Liz sigue igual, y Alai pues...no sé donde está.
-¡¡¿Perdiste a mi hija?!!- se exalta.
-Peter, cálmate. Alai ya tiene dieciocho años- lo detiene Lali- Sabes que Alai está loca, se fue. Ya volverá.
Lanzani baja los humos que salen de sus oídos y mira a su esposa. Ella le sonríe suavemente y claramente él se derrite por su mirada, le regresa una sonrisa. Él acaricia su mejilla y ella se pierde en sus ojos, acercan sus rostros y pegan sus frentes. Sonríen con los ojos cerrados, es como si pudieran comunicarse sin hablar, como si estuvieran conectados. Ni la amnesia pudo en contra de su amor. Es obvio como babean el uno por el otro. Como despues de casi veinte años siguen teniendo esa chispa uno en presencia del otro. Él es como su feliz esclavo, y ella como su humilde ama. Ella no tenía ni diecisiete años cuando se casó, aparte de tener el mismo pensamiento de Alai. ¿Cómo pudo romper eso Lanzani?
Ellos se separan luego de darse un corto beso. Paulette los mira enternecida, me lanza una mirada insinuante que yo corto enseguida. ¿Qué cree?
-Lo siento- se disculpa Lanzani aclarándose la garganta.
-¿Por qué lo sientes? Ellos tambien han besado, duh- murmura Lanzani.
-Señor Lanzani, ¿cómo hizo para que su esposa aceptara casarse con usted tan joven?- pregunto.
-Si lo recordara te lo dijera- da una carcajada- Ya, enserio...
-¿Puedo preguntar cómo fue?
-Siéntate- dice Lali, y su tono me indica que es más una orden que una petición. Me recuerda a Alai, es raro recibir órdenes de alguien más.
Tomo asiento al igual que ellos. Lali comienza a hablar:
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Habían pasado cinco meses desde que Peter y Lali se mudaron a la casa del internado. Estában recostados en la cama con los bebés. Alai ya se podía sentar pero Noah aún se caía por eso Lali lo recostó a su par que pudiera jugar con su hermana.
-Alai deja de lanzarle los juguetes a tu hermano- dijo Peter regañándola.
-No la regañes- le reclamó Lali.
-Oye si vamos a educar a nuestros hijos debemos ponernos deacuerdo.
-Es que no la regañes porque no te entiende- Lali rodó sus ojos.
-Pero si yo quiero la regaño en chino aunque no me entienda.
-Haz lo que quieras.
-Toma, Alai- Peter le dio algo.
Alai le lanzó el algo a Noah, este lo tomó.
-¿Qué tienes ahí, Noah?- dijo Lalj quitándole el artículo a su hijo. Este era un anillo de compromiso.
-Mariana Esposito¿Quieres casarte conmigo?- susurro Peter.
Lali estaba nerviosa y emocionada al mismo tiempo. Pero no dudó su respuesta.
-¡Sí! ¡Claro que si!- se lanzó sobre él, como Noah no podía sentarse se calló sobre el colchón.
-Botaste a Noah- la besó. Luego de unos segundos escucharon un llanto de bebé.
-¡Mierda! Se cayó Noah- Lali miro hacia el suelo.
-Alai tambien- repuso Peter.
Noah estaba debajo de Alai, esta le tiraba manotazos.
-ALAI louse, esto es el colmo ¡Deja de torturar a tu hermano!- exclamó Peter.
-Ven, mi amor- Lali tomó a Noah y lo tranquilizó.
-Castigada, señorita- Peter cargó a Alai.
-Van cinco veces en el día de hoy que la castigas.
-Es que...no puedo creer que haya salido como tú.
-No no no, a mi no me culpes, tú aceptaste estar conmigo como era ahora atente a las consecuencias.
-Si sigue así la mandaremos a un reformatorio.
-¿Para que se enamoré del cuidador?- Lali alzó una ceja.
-Buen punto, mi hija no podrá tener novio hasta los veinte.
-¿Los veinte? ¿Y por qué no me esperaste a mí hasta los veinte?
-Porque no eres mi hija- sonrío Peter.
-Eres un tonto.
-Y tú una tonta.
-¿Cómo me llamaste, inútil?- Lali dejó a Alai sobre la cama y se acercó a Peter acechante.
-Avísenme si van a pelear otra vez para alistar la pala y la escoba, enserio no puedo estar recogiendo los adornos rotos que se lanzan cada vez que pelean- se quejó Denise.
-No peleamos tanto- masculló Lali.
-Vengo de limpiar lo de en la mañana- dijo Denise.
-Lo siento, no pelearemos- Peter puso a Noah sobre la cama y besó a Lali.
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-Genial, entonces usted le dijo que Sí porque ya tenían dos hijos. Estoy en problemas- me escondí tras mis manos- Aparte, ¿por qué la llamaban Alai Louise?
-Iba a llamarse así por Rochi pero Nico dijo que teníamos que pagarle si queríamos los derechos del nombre.
-No es cierto, eso no dijo- el señor Lanzani ríe.
-¿Ah no?- lo mira Lali- ¿Cómo es que no lo recuerdas?
-Eso si lo recuerdo. Él dijo que...-se queda pensaivo unos segundos-...¡Por Dios!, no lo voy a decir- frota su rostro con sus manos.
-Anda dílo, inútil-  lo hinca con el codo. Me doy cuenta que Alai no es tan grosera con las personas que quiere, bueno, al menos no me decía inútil de cariño.
-¿Y quién es Denise?- pregunto.
-La que limpiaba en mi casa en Las Vegas. Una vez me fui huyendo de Peter, él dijo que no regresaríamos, pero un día de depresión él llegó a Las Vegas. Yo lo negaba, pero era eso lo que quería, que me persiguiera.
-¿Por qué quieres saber todo esto?- pregunta Lanzani.
-Yo...-tomo una gran bocanada de aire y paralizo mis ideas locas para ordenarlas y pronunciarlas-...yo....le pedí matrimonio a Alai y por eso huyó.
Lali suelta una carcajada ruidosa, Peter le tapa la boca con un beso. ¡Por Dios! ¡Este par necesita una habitación urgente! Se quedan besándose apasionadamente por medio minuto.
Me percato que Paulette sigue ahí sentada en silencio escuchando atentamente.
Lanzani acaricia los brazos de su esposa insinuando el deseo de desprender su ropa. Me pregunto como hacen para no perder la pasión. Harry recuesta a su esposa sobre el sofá y se recuesta sobre ella, esto se está subiendo de tono demasiado, me siento incómodo.
-Con permiso- me levanto y abandono la habitación.
Paulette se mueve sigilosa y delicadamente dentro de la casa. Sus movimientos son como un ballet clásico, como si caminara en el aire. Es tétrico. Me sigue hassta la cocina.
-Veo que estás solo- dice mirando alrededor.
Asiento con la cabeza y ella se sienta delicadamente en un taburete, sus rodillas se ajuntan y parece una niña jugando al té, aunque claro, yo prefiero las formas acrobáticas de sentar de Alai; nunca dejaba los pies tranquilos. Suelto una risita al recordarla sentada en mi cama de espaldas con los pies levantados hacia la pared. Alai suele comportarse como una niña.
-¡Peter, Peter!- exclama Paulette sacándome de mi trance.
-Perdón, me quedé pensando en algo...¿Qué me querías decir?- digo dando un paso hacia atrás al ver que está de pie frente a mí demasiado cerca.
-Peter...-solloza. ¿Está llorando?- ¿Cuándo vas a entender que te amo? Es conmigo con quien debes estar. Te extraño cada noche, no puedo vivir sin tí- hunde sus manos en mi pecho.
-¡Por Dios, Nicole! ¡No me salgas con esto ahora!- aparto su mano rápidamente.
-¿Que no lo ves? ¡Ella claramente no te ama y yo sí! Así como estás de desesperado tú, así lo estoy yo por tí ¡Te necesito!- me toma del cuello de la camina.
Niego con la cabeza y aparto sus manos.
-No hay forma. Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión. Tú no lo entiendes. Y ya déjame en paz, tengo que ser grosero para que lo entiendas. Tú no eres ella, y mientras no sea ella no puede ser nadie más- doy media vuelta y salgo de la cocina. Veo que en la sala de estar hay dos cuerpos desnudos restregándose uno con el otro en el sofá.
Dios mío, mejor me voy sin despedirme, no quiero que se enfríen.
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aksdaksd hay una sorpresaaa kands okya!
Hola, Gracias por todos las que comentaron! Miren puede que no suba caps todos lis dias pero subo siempre que puedo, si leen otras noves deben saber que la mayoria no sube seguido y menos maratones tan largas como yo. Tambien hago otras cosas ademas de subir esta nove! Gracias a Dani y a Katha!!
Mañana si hay mas de 15  comentarios hago otra maraton!
Comenten!
Mika♡