martes, 10 de marzo de 2015

Mala Alai CAPITULO 85

Novela Laliter 
Mala Alai
Capítulo 85:


─¡Que no quiero! ─gruño
─¿Por qué no? ─susurra Peter en mi oído. Tiene su mano en mi enorme vientre y planta delicados besos en mi cuello.
─Porque no, ¡y ya! ─resoplo.
─No seas tan maldita, dale el puto beso ─dice mi madre desesperada.
─Lali, déjalos ─mi padre acaricia las mejillas de mi mamá. Ella está sentada sobre sus piernas.
─¿Por qué tú no me cargas como mi papá? ─le reclamo a Peter.
─No es por nada, mi amor, pero estás un poco pesadita ─bromea.
─¡A la mierda!¡Me largo! ─me levanto. Peter me toma de la mano y me hala hacia él, me sienta en sus piernas.
─¿Sabes lo hermosa que te ves cuando estás enojada? ─me besa.
─Pues, ahorita he de estar preciosa ─ruedo mis ojos.
─¿Van a dejar ver la maldita película en paz? ─gruñe mi madre.
─Lali, tranquilízate ─le susurra mi papá.
─Es que te juro que embarazada más quisquillosa que esta no existe, una más y te corro de la casa ─resopla.
─¿Ves lo que haces? Por tu culpa mi mamá me regaña.
─Hola, familia ─llega Noah con Daniela─. Dani y yo iremos a ver una película lejos de ustedes ─pasa su brazo sobre los hombros de Daniela.
─Ahora hasta mi hermano huye de mi por tu culpa ─mascullo entre dientes.
─Ehh, sí. Definitivamente nos vamos ─toma la mano de Daniela y cámina hacia la puerta. Se detiene antes de atravesarla─. Y una cosa más ─se voltea hacia nosotros y me mira─, deberían buscar un médico, creo que algo que comieron les cayó mal ─se burla en carcajadas.
─¡Noah, que grosero! ─lo regaña Daniela─. Si yo estuviera así, no te gustaría que se burlaran de mí.
─El punto es que tú pasarás por un altar antes de que llegues a eso, y al menos esperaremos cinco años ─pasa las manos por la cintura de Dani─. Estas mujeres desesperadas ─susurra y salen.
─Idiota ─murmuro.
─¡Ay! ─grita mi madre.
Los tres la quedamos viendo. Ella tiene los ojos exaltados.
─¿Qué te pasó? ─le pregunta mi padre.
─¡¡Ayy!! ─grita más fuerte.
─¡Por Dios! ¡Mamá, no! ─jadeo.
──Oh, sí. Marco ya viene ─anuncia.
─Ay no, ay no ─mi padre la deja caer sobre el sofá y se levanta con sus piernas temblorosas.
─Tranquilo, Lanzani, ya viviste esto una vez, no me digas que te pondrás nervioso ahora ─bufo.
─Alai, no entiendes, ella tiene ocho meses, no es momento para que nazca ─su voz tiembla.
─Él es quien decide esto ─señala su barriga─, no tú.
─Hay que llevarla a un hospital ahora ─Peter se levanta y toma las llaves del auto.
─Oh, ni lo sueñes Bedoya. Mi bebé, mi auto, yo conduzco ─le arrebata las llaves.
Peter toma de los brazos a mi madre y la guía hasta la salida; yo camino detrás de ellos.
─Claro, la del embarazo normal no importa, salvemos a la prematura ─me quejo.
Salimos de la casa. Mi padre conduce nervioso, mi madre está a su lado gritando y yo voy con Peter atrás. No sé qué me matará primero, si de nuevo un accidente por la conducción insegura de mi padre, o los gritos de mi madre.
─Tranquilízate, ya vamos a llegar ─dice mi padre, aunque creo que se lo dice a sí mismo.
Mi madre jadea y respira exageradamente. Veo que Peter está hablando por teléfono.
─¿Quién es? ─pregunto.
─Le estoy notificando a Noah.
Llegamos al hospital, sanos y salvos por suerte.
─Hola, ¿cómo están? ─dice la enfermera de la entrada.
─Mi mujer está por dar a luz ─informa mi padre.
La enfermera mira a mi madre y a mí.
─¿Cuál de las dos? ─ríe.
Mi padre se pone azul y sé que se está enojando.
─Tal vez la que está gritando y retorciéndose del dolor ─murmuro.
─¿Nombre? ─solicita.
─Mariana Esposito Lanzani ─responde mi padre.
─Tome ─le da una hoja─ por el pasillo a la izquierda. Donde escuche gritos iguales, ahí es.
─No sea estúpida, traiga una camilla ─le reclamo.
─Tranquila, gordita. Es un embarazo no peritonitis.
─¡Llévenme de una vez! ─grita mi madre, su voz se rasga y creo que otras partes de su cuerpo también.
Mi padre arrastra a mi mamá por el pasillo hasta llegar a la sala y la meten al quirófano de inmediato.
Mi padre da vueltas en la sala de espera como león enjaulado. Apenas llevamos media hora aquí y le informan que ya está a punto de dar a luz. Noah ya llegó con Daniela.
─Es increíble, fue tan rápido ─susurra mi padre─. Con ustedes tardó un poco más...bueno, mucho más.
─¿No tienes alguna ex loca por ahí que lo rapte? ─hago una broma tonta. Peter me fulmina con la mirada.
─Apenas tiene ocho meses, no tiene porqué dar a luz ahora, ¿qué pasa con ése niño? ─reniega.
─Papá, es hijo de mi mamá; no hay razón para que sea normal ─bromeo. Peter me lanza otra mirada fulminante.
La puerta se abre y sale un doctor quitándose los guantes.
─¿Quién es el padre? ─pregunta.
─¡Yo yo yo yo! ─dice mi papá emocionado, da un poco de risa.
─Le tengo un par de noticias ─hace un gesto.
Me levanto de inmediato y me acerco, Harry me sigue.
─¿Qué pasa? ¿Cómo está Lali? ─pregunta mi papá preocupado.
─Ella está muy bien, pero el bebé... bueno, venga y lo verá ─gira sobre sus talones y entra.
Los tres lo seguimos rápidamente. Dentro está mi mamá con el bebé en brazos, este esta cubirto por una manta color cielo.
─Es niño, ¿si, verdad? ─dice mi padre sin aliento.
─Sí, lo es ─responde el doc.
─Agh, yo lo quería hermafrodita ─bromeo. Peter no se aguanta más y me da un pellizco en el codo─. Sólo estoy jugando.
─Hola ─le susurra mi padre.
Noah me mira y veo que tambien está nervioso.
─Acércate a ver ─le pide mi madre.
Mi padre duda y da un paso hacia atrás, pero luego suspira y camina hacia ella. Se asoma y mira al bebé, sus ojos se abren como platos y mira a mi madre asombrado. Mi mamá le sonríe. Mi padre corre su mirada hasta el doctor y este le asiente. ¿Qué carajos está pasando?
─Alai, Noah; vengan ─nos llama mi padre.
Noah me extiende la mano y yo se la tomo, caminamos hacia mi padre y nos asomamos hacia el bebé.
Mi Dios. ¡Mamá, este bebé es de Gas!, grito en mis adentros. No, no puede ser, tiene las facciones de mi padre, pero...
─Tiene los ojos abiertos ─susurro.
─...Y grises ─agrega Noah.
Ambos miramos a mi madre y ella abre sus ojos.
─¡Yo no tengo culpa! Mi padre los tiene así ─gruñe.
─El niño se desarrolló bastante rápido, al punto de que a los ocho meses ya estuvo listo para nacer, además tiene los ojos abiertos, las uñas largas y todos los órganos perfectos ─informa el doctor─. Este niño será grande en la vida ─sonríe─, su cerebro está perfectamente desarrollado. Hará cosas grandes ─suspira.
─Increíble, ¿puedo cargarlo? ─solicita mi padre.
Mi madre doposita al bebé en los brazos de mi padre y Daniela se pega a él.
─Es precioso ─dice Daniela con ojos llorosos.
─¿Su nombre? ─solicita el doctor con una libreta.
─Marco ─dice mi madre rápidamente─. Marco James Lanzani.
─¡Mamá! ─grito sin pensar─. Jared también se llamara James.
─¿Y qué? Tu tendrás un hijo con un hombre llamado como mi esposo y yo no te reclamo nada.
─Al menos no lo llamaron Juan Pedro ─bromea Noah.
Bedoya y Lanzani lo miran con mala cara.
─Sólo digo ─levanta sus manos.
─¿Cuándo podrá salir? ─pregunta mi padre perdido en el rostro de su hijo; mi hermano.
─Ya mismo.
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Marco es tan hermoso, ya tiene dos meses: no es muy risueño, pero tiene una mirada muy intensa. Peter adora tenerlo en brazos, él y mi padre pelean por cargarlo, a mi me gusta hacerlo pero no puedo con una barriga que no me deja ni ver los pies.
El cabello de marco no es rizado como el de mi padre, es más parecido al de Noah. Tiene la sonrisa y los hoyuelos de mi papá, pero la forma de los ojos de mi mamá, osea igual a los míos. Su piel es más clara que la de mi padre, y sus ojos grises intensos son tan cristalinos.
Peter está cargando a Marco, él duerme en sus brazos. Mi madre está descansando y mi papá está limpiando la cocina. Noah y Daniela están en la universidad de Londres, y yo miro lo hermoso que se mira Peter acunando a un bebé.
─¿Cómo te sientes? ─Peter acaricia mi pierna.
─Embarazada ─suspiro.
─Sabes que ya sobrepasaste los nueve meses, ¿verdad?
Asiento con la cabeza, me siento exhausta. Cierro mis ojos y me quedo dormida.
Esa noche, Peter y yo fuimos al hospital para ver porqué Jared aún no había nacido.
─Simplemente no quiere salir ─dice el doctor.
─¿Por qué no? ¿Tiene algo de malo? ─pregunta Peter con preocupación.
─No, ya está listo, pero les repito; él no quiere salir.
─¿Y cómo lo convencemos? No se quedará ahí toda la vida ─bufo.
─Podemos inducirlo ─aconseja.
─¿Cuándo?
─Ya mismo, si así lo desean.
Peter y yo nos quedamos viendo, dudo un poco, tal vez no esté lista para tener a este niño ahora.
─Entre más tiempo pase, el niño correrá peligro. Puede tragar líquido, o asfixiarse.
Fue suficiente que dijera eso para que me preocupara. Acepto el parto inducido y me ponen suero abortivo para que las contracciones comiencen a llegar.
─Ya hablé con tu padre, vendrá cuando Noah y Daniela lleguen para cuidar a Marco ─me informa Peter.
─Está bien ─siento un pequeño halón en mi ingle. Jadeo y abro mis ojos.
Peter me mira como si hubiera visto un fantasma.
─¡Un doctor! ─grita.
─Cálmate, sólo es una contracción ─lo aquieto.
─¿Cómo sabes eso tú? ─frunce el ceño.
─¡Yo qué sé! ─gruño. Los halones se hacen cada vez más fuertes.
Odio esto, tengo las piernas separadas y al aire. Hay dos mujeres, un hombre y Peter llevándose el espectáculo de mi entrepierna abriéndose.
─¡¡Ahhh!! ─me quejo.
─Respira, Alai, respira, ya lo veo venir ─dice una de las mujeres.
─¡¿Qué espera para salir?! ─grito.
─No lo sé, déjame preguntárselo ─bromea la mujer, la otra ríe con ella.
Nisiquiera veo a Peter, me da igual. Sólo quiero que este escuincle salga de una vez.
─Ya está, Alai, vamos ¡puja! ─dice el doctor.
─¿Y qué cree que estoy haciendo? ¿Tomando una taza de té?
─¡Más fuerte!
─¡Yo me voy! ─Peter sale de la habitación.
─¡No huyas, Bedoya! ¡Maldita sea, ven y sufre esto conmigo desgraciado!
Peter se asoma por el pequeño recuadro de cristal de la puerta.
─¡Cállate y puja! ─me ordena la enfermera.
Pujo lo más que puedo y siento que los oídos me zumban.
─¡Vamos! ¡Más duro!
─¡Por Dios! ¡Eso le gritaba yo a Peter cuando creamos este bebé! ─pujo.
Peter suelta una sonrisa nerviosa.
─¡No te rías, desgraciado! ¡Ven y saca este bebé! ─lo apunto.
Las enfermeras lo quedan viendo y él está a punto de desmayarse. Una de las mujeres abre la puerta.
─Entra, maricón ─le ordeno.
─¡No no no! Yo no puedo ver eso ─lloriquea.
De repente siento mucha presión en la entrepierna, cada vez más, hasta que cesa y siento que el dolor se apacigua.
─Bienvenido, bebé ─susurra una mujer.
Peter entra y mira al bebé.
─No se lo enseñes ─le ordeno a la mujer─. No sólo son las cerezas del pastel, Bedoya.
Peter le sonríe al bebé. La mujer lo pone sobre una balanza y lo seca.
─Tres mil doscientos gramos ─anuncia la enfermera─. Es hermoso y está sano.
La mujer envuelve al bebé y lo trae hacia mí. Lo coloca sobre mi pecho y siento su débil y tibio cuerpecito sobre mí. Harry se acerca y se agacha a mi lado.
─Perdóname, soy un cobarde ─me besa Peter─. Hola, hijo ─lo acaricia sobre la manta─. Es hermoso.
─Es nuestro ─miro a Peter, él planta un beso en mis labios y nos quedamos embelezados viendo a Jared.
El bebé tiene los ojos cerrados y la piel colorada. Es un recién nacido normal.
─El nombre ─solicita la mujer.
─Jared James Bedoya ─responde Peter.
─Felicitaciones ─sonríe la enfermera y sale.
─Disculpe, ¿nos puede tomar una foto? ─le pide Peter a la otra enfermera.
─Claro.
Peter saca su teléfono y se lo da a la mujer. Él se pone en cuclillas a mi lado y pasa su brazo sobre el bebé. La mujer toma la foto y le devuelve el celular. Ella y el doctor salen.
─Es increíble lo perfecto que es ─susurro.
─Alai, quiero decirte algo aquí, en la presencia de nuestro hijo ─me mira─. Quiero hacer lo mejor para el bebé, que estemos juntos y lo criemos y quiero con toda mi alma pedirte un favor.
─¿Qué pasa?
Peter suelta un suspiro y cierra sus ojos.
─No quiero que él... me refiero a que...
─No quieres que tenga mi forma de pensar ─concluyo su frase.
─A-a-algo así.
─No quiero que mi hijo tenga mis mismos hábitos, ni mis errores, te prometo que lo criaremos de la mejor manera, enseñándole lo bueno y lo malo, y educándolo para que opte por lo correcto.
─Gracias ─dice aliviado.
Mi padre y Daniela entran, y nos felicitan.
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(OCHO MESES DESPUES)

Hoy Jared cumple ocho meses meses. Estamos en Mánchester, y Peter ha invitado a toda su familia para que conozcan a Jared. La idea no era de mi total agrado, pero no tenía opción, total, ahora son familia de mi hijo también. Mi mamá está aquí con mi padre, mi hermano y Daniela. Claro, Marco tambien, no tiene ni once meses y camina como en pasarela, es un niño muy desarrollado, autosuficiente e inteligente. No le gusta jugar mucho con Jared, además los gustos de Marco son más maduros, como un niño de dos años, mientras que Jared crece a su paso natural.
Samantha se pone loca con Jared, Delfina decidió no venir, y por mí muche mejor.
Louis juega con Marco en el salón, bueno, lo intenta, Marco no simpatiza ni congenia con ningún ser humano. Pero, es imposible no envolverse en su hipnotizantes ojos grises, es como amarlo de inmediato. Además, no se mete mucho conmigo, Noah debería aprender de él.
Estoy con Peter en el habitación besándonos con más pasión de la debida en la cama.
─Debemos ir a ver a Jared ─me despego de sus labios.
─Está con Noah y Samantha ─vuelve a besarme.
─Peter, no quiero más niños por ahora ─me levanto.
─Pero si traemos puesta la ropa ─ríe.
─Pues, quitárnosla nunca ha sido un problema para nosotros ─me miro frente al espejo y peino mi cabello. Hace unos meses que lo corté; lo traigo lacio, y un poco por debajo de los hombros. Desde que tuve a Jared, no me da tiempo de alaciárme el cabelleo largo, asçi que decidí cortarlo.
Peter y yo bajamos de las escaleras y entramos a la cocina. Una imagen hace que mi estómago se retuerza y tenga sed de sangre.
Berlín tiene a MI hijo en sus piernas, le sonríe y le balbucea cosas cariñosas. Perra. Palpo detrás de mi espalda la mesa, tomo un cuchillo a ciegas.
─Dame eso ─me lo arrebata Peter antes de poder tomarlo.
─¿Qué haces aquí? ─gruño.
─Conociendo a mi primito ─se levanta.
─No lo toques, dámelo ─me acerco a ella.
─No seas así, Alai. Déjame cargarlo ─suplica.
─No. Dame a a mi hijo ─le estiro los brazos a Jared y él sonríe y me los estira de regreso.
Tomo a mi bebé y doy media vuelta. Entramos al salón y ahí se encuentra toda la plebe.
Toda la familia de Peter sonríe y murmura hacia Jared. Los abuelos de Peter me lo piden y los dejo cargarlo. Louis está con Eleanor viendo por la ventana. Noah está con Daniela, le lanzo una mirada asesina en modo de desaprobación por haberle dejado a Jared a Berlín. Mi madre habla con una tía de Peter y mi papá trata de convencer a Marco que deje de morder los zapatos diminutos de Jared.
Suspiro y al mirar la escena me vuelvo una idiota. Como pude posponer todo esto hasta ahora. Le agradezco a la vida que Jared está conmigo, gracias a él pude volver a tener una familia, y recuperar la mía. Pienso en todas las veces que metí la pata, me doy cuenta de lo hermoso que es el mundo en compromisos y tomando las desiciones correctas, o al menos enderezando tu camino cuando aún es posible. Porque nunca es tarde para comenzar a hacer las cosas bien, y apartir de ahora, veo un futuro prometedor, junto a Peter, mis hermanos, mi mejor amiga, mi padre, mi madre y mi hijo.
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Holu! Mañana subo otro! Gracias por sus comentarios!
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Ludmi

11 comentarios:

  1. Subiii otro hoy por q ayer no subiste

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  2. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas.. =D

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  3. Ayyy!!! Nacieron... Que hermoso cap... Moria d risa con la antigua Alai pero a esta la amo, q hermoso cambio... y lo q dijo al final tmb lo ame ♥ Maaaaaas porfa!

    @EdicionesLP

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  4. No piensas subir?? Te estamos esperando..

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    Respuestas
    1. Che un poquito de gentileza no vendría nada mal eh
      Dani

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  5. Mika una pregunta que se me vino de repente a la mente digo vos vas hacer 3 tempo. O este es el fin ????

    Daniella

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  6. MiKaenwatt.Pad esta la 3 y 4 ta temporada
    Mala. Desiciones (3)
    Querid. Megane(4)

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