martes, 3 de febrero de 2015

Mala Alai CAPITULO 27

Novela Laliter
Mala Alai
Capítulo 27:


-Alai, voy camino a Mánchester ¿Qué pasa?- sonaba preocupado, y se escuchaba el sonido del viento de la carretera.
-¡Si! Mánchester, yo estoy en la carretera de Máncheste ¿Por dónde vas?
-Salí hace cuarenta y cinco minutos ¿Vas para Mánchester?
-...Algo así- murmuré- Estoy literalmente enmedio de la carretera, solita, amor, ven a traerme. Estoy a una hora y media de Londres- hice mi mayor voz de víctima posible.
-¿Qué? ¿Qué haces ahí?- escuché un frenazo.
-El maldito de Peter me dejó aquí, por favor apúrate, estoy solita.
-Jane ¡Te puede pasar algo! ¡Que tipo tan irresponsable!
-¡M%$da, que te apures!- colgué.
Simon, Simon, Simon, lo que te espera. Y ni hablar de tí Bedoya Agüero. Mi mamá se va a poner muy feliz cuando se dé cuenta de que me olvidaste aquí....Me pregunto si ya te diste cuenta. ¿Qué haremos con Simon hoy? decía mi sicópata interna...Dale una lección a Peter y fájate a Simon. 
¡Maldita sea! Media hora y el idiota de Simon fnada que aparece ¿Con que maldita prostituta se quedño fajando en media carretera?....Cuarenta minutos...¿Pero qué c%ño? Un p%to auto a toda velocidad...Es un Ford Fusion 2013 plomo ¡Quitate, tonta que te va a pasar encima! Me aparté inmediatamente y a los segundos aquél auto estaba estacionado frente a mí ¡Simon!
-Sube- dijo sulfurado. No, no, no. Aqui falta más drama. Me fingí desmayada cayendo al suelo. Simon salió inmediatamente- ¡Alai! ¡Alai!- me sostenía en sus brazos agitándome de los hombros.
-¿Mamá, eres tú?- decía con los ojos entreabiertos.
-¡Dios! Te has deshidratado, ven- me tomó en sus brazos y me sentó en el asiento del copiloto- Bebe esto- me puso una botella con agua empinada en mi boca, yo tragué.
-¿Dónde estoy?- dije abriendo los ojos.
-En la carretera ¿Cómo te sientes?- dijo mi bobo preocupado.
-Estoy bien, sólo que tengo mucha hambre- murmuré. Simon me cerró la puerta y entró al asiento del conductor. Abrió el compartimento del copiloto y sacó una bolsa llena de galletas.
-Toma, princesa. Eran para mi abuelita enferma en Mánchester pero no quiero que te pase nada- acarició mi mejilla. ¿Su abuelita enferma? ¿Quién es este? ¿La caperucita roja?
-Gracias- abrí la bolsa de las galletas y me las comencé a comer glotonamente. Con chistas de chocolate, la abuelita no toleraría la glucosa de estas galletas ¡De nada abuelita! El auto arrancó.
-¿Cómo te sientes?- me miró preocupado. Yo asentí- Ahora cuéntame ¿Cómo fue?- dijo airado. ¿Por dónde comienzo, ingenuo Simon? ¿Que historieta de mi archivo de mentiras hermosas te contaré este día? ¡Ah si, la mentira B-564 sección 15 Archivo 3-N! Esa seguro te encantará.
-Bueno...-Aqui viene-...Iba de camino a Mánchester con Daniela, Peter y Noah....pero Peter puso una barrera que dividía el auto y como discutimos me dijo que me bajara...yo pensé que me iba a mandar al asiento trasero pero...- llené que lágrimas mis ojos-...arrancó antes de que pudiera subirme.
-¡Maldita sea! ¿Cómo pudo hacerte eso?- golpeó el volante.
-No sé que le pasa, tiene algun tipo de psicosis conmigo, yo no le he hecho ni p%tas madres- enrrollé el empaque medio vacio de galletas- ¿Tienes más agua?- dije despreocupada. Simon me señaló la parte trasera del auto. Me incliné y la tome, tenía galletas pegadas entre las encías. Abuela, estas galletas son un asco de pegajosas, te salvé de estarte chupando las encías toda la noche.
-Pero...¿Y te dejó y ya?- dijo incrédulo.
-Que si, maldita sea. Eres pinche director no es más que un idiota- me empiné la botella.
-Me doy cuenta- resopló. Pero está bieeen sexy, y hace rato casi me lo fajo, pero omitiré contarte esa parte, no creo que te interese.
-Oye....¿Qué fue lo que pasó con Daniela y Noah cuando fuiste a comprarme la barra de maní?
-¿Por qué?- lo miré evasivo.
-¿Cómo que por qué? Vas a contarme ya mismo- ordené. Idiota ¿Nisiquiera te acuerdas de la p%te%da que te di ayer?
-Bueno- se miraba nervioso-...Yo...- ¡Habla, maldita sea! Un momento ¿Por qué lo estoy pensando y no se lo estoy diciendo?
-¡¡Habla, maldita sea!!- Mucho mejor.
-Sólo quedaba una barra de maní y Daniela la quería y yo....- miraba para todos lados-...Se la ofrecí...
-¿Y?- No entiendo.
-Que si se la daba a ella no te la daba...a tí- me miró esperando mi respuesta.
-¡Ah!- reí- Osea que dejaste de agradarme a mí por agradarle a Daniela- di una carcajada.
-Pensé que iba a molestarte- soltó una sonrisa tímida-culpable.
-¡¡Para el auto!!- ordené. Simom lo detuvo, yo me bajé inmediatamente.
-¿Dónde vas?- se bajó tambien.
-Lejos de tí- caminé en dirección contraria. Sí, claro, estás muy cerca de llegar, Alai, que lógica eres.
-Alai, princesa- dijo en un tono de súplica, corrió hacia mí y me tomó del brazo.
-¡No me toques, por las mil p%tas!- dije desesperada.
-No te pongas así- hizo un puchero.
-¿Qué no me ponga así? ¡¡¡Daniela babea por tí!!! Y tú la prefieres a ella ¡Pues vete con ella! ¡Al cuerno, Simon!- seguí caminando.
-¡¡¡No!!! Alai, yo no la prefiero- me persiguió- Nadie nunca estará sobre tí, Alai...- me tomó de la cintura.
-¡¡Que no me toques, maldita sea!! ¡Tócale las bolas Noah que es quien tiene a tu amada Daniela no a mí!- seguí caminando. ¿Ya llegaste, Alai?
-Alai, yo solo te quiero a tí, entiéndelo- decía casi llorando.
-¡No mientas! ¡Vete! ¡Lárgate en tu super Ford Fusión! ¡Vete con ella a mi no me vuelvas a buscar! Deja que me muera de hambre aquí, total es lo único que deseas- aceleré mi paso.
-Alai...-me abrazó por la espalda con fuerza, me sotuvo más para sentirse seguro él que para hacerme sentir segura a mí-...Mi hermosa Alai, no te vayas. Yo sólo te quiero a tí, quería tratar de ser caballero pero me equivoqué, soy un imbécil, nunca debo poner a nadie sobre tí- Ya vas entendiendo- Tú eres mi vida y no sabes cuanto sufrí esta mañana con lo que pasó...Por favor, por favor- me apretaba cada vez más, rodé mis ojos.
-¡Esta bien! ¡Pero ya suéltame!- lo aparté. Cmainé y volví a entrar al Ford. Simon entró al auto y tomó mi mandíbula entre sus manos y me dio un beso suave y lleno de miedo. Amaba este sabor; Miedo puro.
-Te amo- susurró. ¡Oh Fuck! ¡Simon!
-Tambien yo- sonreí. Y mi nariz casi atravieza la ventana. Él sonrió. Sí, sí. Como una galletita de recompensa.
Simom arrancó el auto, comenzamos a hablar sobre las clases hasta que....¿Un auto? ¡El BMW x6 de Lí-Sellers!
-¡MotherFucker!- me agaché.
-¿Qué pasa?- Simon me miró divertido mientras me escondía en la alfombra del auto.
-Ahí viene el director Mánchester- dije alarmada.
-Que bien, voy a decirle sus verdades- dijo con la vista oscura.
-¡No! ¡El no me puede ver! ¡Me querrá llevar con él!- le advertí.
-De aquí nadie te mueve princesa- Escuché que el auto se acercaba cada vez más hasta que nos traspasó. Oh oh, papi-Aguero ya se dio cuenta que Mala Alai no está en el auto ¡Ups! Esa metralladora no ha de estar muy contenta. Decía mi psicópata con voz de niño de tres años.
Me levanté del suelo y miré ligeramente hacia atrás cuando el auto de Peter daba una mortal maniobra de regreso hacia nosotros ¡M%$da!
-¡Ahi viene, Simom! ¡Acelera!- golpeé su brazo. Simom aceleró. Amaba a este tipo, siempre hacía lo que yo le decía. Peter se acercaba cada vez más- ¡Hijo de tu p%tisima madre, acelera!- Simon aceleró.
-¡Alai, debo bajar la velocidad! Si alguien viene de Mánchester nos vamos a matar!- me advirtió.
-Prefiero muerta que en manos de...mmmm...¡Acelera!
-Lo siento, no te arriesgaré de esta manera, algo puede pasarte- disminuyó la velocidad.
-¡¿Qué p%tas haces?!- dije con ojos muy abiertos. Rápidamente Peter nos alcanzó.
-¿Te parecería si te detienes, niño?- le dijo con una mirada fría. Simon se detuvo. Harry bajó del auto. Miré que Daniela y Noah traían las ventanas abajo y me miraban temerosos. Peter se acercó a la ventanilla del conductor, descansó sobre sus antebrazos y me miró fulminante.
-Sí, dígame, director- dijo Simon con voz grave.
-Primero que nada...Alai ¡Al auto, ahora!- dijo sin paciencia, yo bufé.
-Usted me dejó tirada, no voy a ninguna parte- me crucé de brazos.
-No me hagas bajarte de los pelos, niñita ¡Te bajas ya!
-Depende de qué pelos me va a bajar porque me rasuro diario- sonreí.
-Eso ya lo sé- me sonrió malévolo. ¡Sh%t!
-¿Y cómo lo sabe?- le preguntó Simon. Peter me alzo una ceja.
-¿Se lo preguntas a tu....-pausó.
-Novia- resaltó Simon.
-Novia- rió Peter- Novia- susurró.
-Yo se lo respondo, igual que se lo puedo responder a la comunidad educativa de Mánchester- lo reté.
-¿Van a Mánchester?- miró a Simon, Simon asintió.
-Creo que no hay problema que vayamos acompañándonos, con gusto iré tras ustedes.
-Claro- aceptó Simon. Podría sacarle provecho a esto.
Peter volvió a su auto y arrancamos, él iba tras de nosotros. Por la mirada que me lanzó antes de subir al auto supuse que me venía grueso.
Luego de una hora y media llegamos a Mánchester. Entre las calles convecí a Peter que se desviara y perdiera a Peter, él aceptó. Luego de unos minutos no dejamos rastro.
-¿Por qué querías que nos perdieramos del director?- me preguntó estacionándose.
-Peter, quiero que tú y yo fajemos- dije apresuradamente.
-¿Qué?- dijo sorprendido.
-Como lo oyes, necesito quitarme este peso de encima.
-¿Cual peso de encima?- El de la virginidad, idiota. No quería que Peter me sintiera una niñita inexperta. Debía llegar con algo de información.
-No importa ¿Comemos algo? Muero de hambre- presioné mi estómago.
-Claro- arrancó el auto. Llegamos a un restaurante y comimos. Salimos de ahí.
-No quiero caminar hasta el auto ¡Cárgame!- estiré mis brazos. Él rodó sus ojos con una sonrisa y me cargó en su espalda.
-Alai, Alai...eres todo un dilema- caminaba a zancadas.
-Lo sé...-llegamos al auto. Revisé mi telefono. Un millon...bueno, un millón no pero si muchas llamadas perdidas de Noah- ¿Te llevo al apartamento?
-No, tú y yo tenemos que...ya sabes ¡Faje intenso!
-¿Segura?
-¡Que si, maldita sea!
-Alai...¿Recuerdas cuando me pediste eso hace algunas semanas atrás...
-Y me dijiste que no- me empuñé.
-No es porque no quiera pero...¿Por qué la prisa?
-Vete al cuerno, Simon- abrí la puerta del auto- Adios- me bajé.
-¿Dónde vas?- se bajó- ¿De nuevo lo de la carretera?
-¡Yo hago lo que se me plazca! Y ahora si no me sigas ¡No quiero!
-Princesa, por favor- me miró triste, yo le saqué mi dedo del medio y tomé un taxi.
-¿Dónde la llevo?- preguntó el taxista.
-Al bar más sucio y alcoholizado que haya en Mánchester- aseguré.
-El papote- rió.
-Sí, ése- sonreí.
Al fin llegamos.Piso de madera, luces ténues y mujeres poco vestidas, hombres borrachos y muchos ruidos fatales.
-Un vodka puro- ordené.
-¿Qué edad tienes, nena?- me miró sonriente el barman, supuse que no era para el trago sino para burlarse de mí.
-Uno- lo miré seria.
-¿Uno?- frunció el ceno.
-Sí, uno, mire- le enseñé mi 'uno' dedo del medio.
-Comprendo- me sirvió el trago.
Luego de los cinco no recuerdo que más pasó....
Lo que recuerdo es que desperté en...¡¡¡¡Donde es aquí!!!
-Bienvenida a casa- me senté en la cama y miré a mi alrededor. Peter recostado en la pared al lado de la puerta ¿Cómo p%tas llegue aquí?
-¿C-c-cómo...-tartamudeé viendo alrededor.
-¿Cómo llegaste aquí? ¿qué te explico primero? ¿Cómo pasé tres horas dando vueltas en Mánchester buscándote? ¿Cómo te encontré bailando en una mesa sin camisa ni sostén en un bar de mala muerte?- su tono se endurecía con cada palabra- ¿Cómo es que te emborrachaste tanto que no sé si alguno de esos hijos de p%ta te hicieron algo? ¡¡¡Que te explico primero!!!- cuando noté ya estaba frente a mí.
-Relájate, Mánchester. Estamos en la ciudad del amor...ah no, esas es París ¡Auch!- mi cabeza.
-Tómate eso- me señaló dos pastillas y un vaso de agua a la par de mi cama sobre una mesa de noche. Sin pensarlo dos veces me las tomé.
-¿Qué hora es?- miré la ventana, pero estaba la cortina puesta, luego de unos segundos reconocí el lugar, el apartamento de Peter.
-Son las once de la noche. Bonita cruda tendrás en tu primer día de clases- se sentó en la cama.
-¿Dónde está Noah?- me levanté.
-Con Liz en la casa y con Daniela, yo me tuve que quedar aquí para buscarte.
-Osea que...¿Dormiremos aquí?- lo miré.
-Así es, no pude traerlos porque hay solamente una cama- dio una media sonrisa malévola.
-Ahh, me quieres dar duro esta noche- rodeé la cama.
-¿Siempre eres tan directa?
-Siempre- asentí.
-Pues hoy no habrá nada, estoy muy molesto contigo- se levantó.
-Ah bueno, y yo que traía lista mi lencería....- me quité la camisa. No traía sostén...
-¿Qué hacías con ese niño?- se cruzó de brazos mirando de reojo mis pechos.
-¿Simon? Es mi novio ¿Por?- dije despreocupada.
-Habías terminado con el esta mañana.
-Así somos él y yo, acostúmbrese- me quité el pantalón. Noté que Peter comenzaba a ponerse incómodo- Además nuestro acuerdo dice que no soy exclusiva- sonreí.
-Ni yo tampoco- Golpe bajo. ¡Véngate, Alai! Insinuaba mi sicópata interna- Pero veo que no terminó nada bien el día, sino no te hubiera dejado sola.
-¿Cuántas amante tiene?- pregunté directamente.
-No doy esa información.
-Soy Alai Lanzani, me dará esa información- él sonrió.
-Ve a dormirte- se volteó.
-Peter- demandé. Él se volteó de nuevo.
-¿Me ayuda a quitarme las bragas? Están un poco difíciles- me acerqué a él provocativamente.
-Alai...¿Qué te dije acerca de decir mi nombre?- mi sonrió deseoso.
-Peter...Peter...Peter...- dije descaradamente-...Ven, y enséñame quien es el director de Mánchester...- Peter lanzó una carcajada.
-Buenas noches, Lanzani- apagó la luz y se acostó en el sofá. ¿Con qué estas tenemos, maldito? Esta misma noche tú rogarás restregar mi cuerpo en tus sábanas.
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